Cain Marko está teniendo problemas con su hijastro adolescente, Dylan Hayes, quien crea caos en casa y tiene problemas para controlar sus impulsos sexuales. Después de descubrir un consolador escondido en la habitación de Dylan, Cain decide tener una conversación abierta con él sobre el respeto y el comportamiento apropiado. Durante su conversación sincera, Cain se solidariza con los desafíos de Dylan, especialmente porque carece de compañeros con los que relacionarse. Esto lleva a Cain a contemplar una forma de ayudar a Dylan a lidiar con su energía reprimida.